Fuentes de energía para nuestra calefacción
Diferentes fuentes de energía.
Hoy día podemos elegir entre varias fuentes de energía para nuestro hogar. Si bien es cierto que principalmente vamos a necesitar sí o sí un suministrador de electricidad convencional con el que encender las luces, para la calefacción de nuestros hogares podemos contratar alternativas más baratas y menos dañinas con el medio ambiente.
Además, la normativa actual obliga que para nuevas residencias se obtenga un apoyo para el consumo de al menos un 66% y que venga de una fuente de energía renovable.
Pero, ¿qué son las energías renovables?
Podemos decir que las energías renovables son las que provienen de fuentes naturales que se autoregeneral, o de fuentes virtualmente inagotables. Y decimos virtualmente porque hasta el sol tiene fecha de “caducidad”, aproximadamente unos 5000 millones de años. Así que por el momento, nos vale.
Existen diferentes fuentes que podemos aprovechar, pero hoy por hoy y para un consumidor convencional la oferta se reduce a estas opciones:
Energía Solar a través de placas solares:
Consiste en instalar placas que han sido diseñadas y construidas para captar el calor del sol y transportarlo a través del agua, hasta unos acumuladores aislados del frío dentro de la vivienda, y así disponer de agua sanitaria. Es quizás una de las soluniones más versátiles y con una buena relación respecto al coste inicial de la instalación y el tiempo de amortización.
Energía fotovoltáica:
En este caso también exponemos placas a la luz solar, pero en lugar del calor lo que hacemos es transformar la luz en electricidad, para transportarla a la red de la vivienda. El coste del equipo y su instalación no es barato pero si no nos importa el dinero esta solución es en principio la más práctica, porque no solo nos limitaremos a utilizarla para el agua, sino que también para el resto de equipos. Sin embargo, en estos momentos no existe tecnología que pueda ofrecer una forma eficiente de almacenar esa energía, por lo que o bien la gastamos inmediatamente, o bien tenemos la posibilidad de “venderla” a nuestro suministrador de corriente. Y si pensamos en esto último, tenemos que entender que nos convertimos en “comerciantes” y por lo tanto vamos a tener que pagar impuestos y mantener una relación comercial como suministrador, además de que la normativa y el control actual sobre estos equipos nos obligarán a pasar unas inspecciones y unos controles.
Energía Geotérmica:
Con este sistema lo que utilizaremos para calentar el agua es la energía calorífica que irradia el núcleo de la tierra, que no hay que olvidar está compuesto por lava e irradia 6500 grados hacia la corteza, pero nosotros no nos acercaremos tanto. Se instala un circuito de agua que circula hasta cien metros bajo tierra en busca de ese calor, para aprovecharlo. Si está bien dimensionada la instalación, el coste de mover ese agua comparado con el calor que permite extraer, es muy pequeño. Pero a la práctica este sistema en sí mismo necesita desarrollar otra instalación en la vivienda para el aprovechamiento de la temperatura que aportamos desde la tierra, para que sea realmente eficaz, que hay que tener en cuenta y que varía dependiendo de las características de la vivienda.
Energía biomasa:
En esta ocasión lo que instalaremos será una caldera que quema un combustible que proviene de desechos, como pueden ser los huesos de las aceitunas o las birutas de las carpinterías. Se les considera “renovables” por ser desechos y no tener otro destino mejor para ellos. El caso es que resulta una de las fuentes más económicas. En su contra tienen que implican tener que cargar diariamente la caldera, tener un sitio para guardar los sacos y el mantenimiento de la misma. También hay que considerar que el bajo precio del combustible biomasa es “artificial” pues está fuertemente subvencionado. Si las políticas europeas deciden dejar de apoyar esta fuente, podemos perder esa ventaja, que es su punto fuerte.
Energías convencionales
Gas natural
Es simplemente un gas que podemos quemar para generar calor. Aunque las reservas están limitadas a 55 años más según estimaciones, su precio sigue siendo muy competitivo y existen infraestructuras suficientes como para suministrar a los núcleos urbanos de cualquier población. Por ese motivo, quizás sea el más extendido y el que mantiene un mercado de calderas más asequible.
Gasoleo
Hablamos de un combustible líquido que podemos quemar para generar calor. Sin embargo su coste es algo mayor que el gas natural y carece de infraestructuras, por lo que su opción es recomendable solo allí donde no llegue el gas natural. Se suele instalar un depósito cerca de la caldera para almacenar el combustible, que será repostado periódicamente.
Hemos intentado explicar de forma sencilla las principales fuentes de energía que en estos momentos pueden considerarse para proporcionar calor a nuestras viviendas de forma centralizada. Sin embargo hemos dejado a un lado otros sistemas alternativos que no consideramos como primera opción para la calefacción de un hogar, por ser menos interesantes en lo que relación eficiencia y precio se refiere. Más adelante dedicaremos un poco de tiempo en explicarlos con más detalle.